En un modelo clásico, la depresión suele definirse como un conjunto de síntomas:
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tristeza profunda
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pérdida de interés o placer
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cambios en el sueño o el apetito
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dificultad para concentrarse
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sensación de vacío o desesperanza
Pero desde un enfoque contextual, en lugar de centrarnos solo en los síntomas, ponemos el foco en cómo la persona se relaciona con su propia experiencia interna: pensamientos, emociones, recuerdos y sensaciones físicas.
Por ejemplo, alguien puede sentir tristeza, pero no necesariamente desarrollar depresión. Lo que marca la diferencia no es solo la intensidad de la emoción, sino cómo respondemos a ella y qué hacemos con nuestras experiencias internas.
La lucha contra la tristeza: cuando intentar controlar nos atrapa
Uno de los hallazgos clave en ACT es que, muchas veces, el sufrimiento no proviene únicamente de lo que sentimos, sino de la batalla constante por no sentirlo.
Cuando intentamos:
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evitar pensamientos dolorosos,
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escapar de emociones desagradables,
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bloquear recuerdos difíciles,
…terminamos generando un efecto paradójico: cuanto más intentamos controlar, más atrapados quedamos. Este fenómeno se conoce como evitación experiencial y es muy frecuente en personas que atraviesan ansiedad y depresión.
Vivir con lo que duele: flexibilidad psicológica y valores personales
Desde las terapias contextuales, el objetivo no es “eliminar” la tristeza o la apatía, sino ampliar la capacidad de vivir con ellas sin que dominen nuestras decisiones.
Aquí entra en juego la flexibilidad psicológica: la habilidad de estar presentes con nuestras emociones, pensamientos y recuerdos, mientras avanzamos hacia lo que realmente importa para nosotros.
La depresión, en este sentido, puede entenderse como una desconexión progresiva de nuestros valores. Dejamos de hacer cosas que nos importan porque la mente nos convence de que “no tiene sentido” o “no podemos”. Recuperar el contacto con aquello que nos importa —nuestras relaciones, proyectos, sueños— puede ser un camino profundo hacia el bienestar emocional.
¿Qué puede aportar la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)?
La Terapia de Aceptación y Compromiso propone algo contraintuitivo: en lugar de luchar contra el malestar, aprendemos a abrirnos a la experiencia, cultivando una relación más compasiva y menos rígida con nuestros pensamientos y emociones.
A través de ejercicios de atención plena (mindfulness), defusión cognitiva y clarificación de valores, ACT ayuda a las personas a moverse hacia una vida más significativa, incluso en presencia de la tristeza.
No se trata de resignación, sino de aceptar lo que no podemos controlar y actuar en dirección a lo que sí nos importa.
“Según un meta-análisis reciente en BMC Psychiatry (2025), la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) reduce significativamente los síntomas de depresión y ansiedad, incluso a largo plazo, favoreciendo la flexibilidad psicológica y el trabajo sobre los valores personales como mecanismos de cambio fundamentales BioMed Central. Estas conclusiones se complementan con hallazgos en Frontiers in Psychology (julio 2025), donde se demostró una reducción importante de los síntomas depresivos en padres de niños con necesidades especiales (SMD = –0.36), revelando cómo ACT puede ser eficaz incluso en contextos emocionalmente exigentes Frontiers+1.”