La propuesta de ACT: dejar de luchar con lo inevitable
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) parte de una idea radicalmente distinta:
no necesitamos eliminar el malestar para vivir bien.
Necesitamos aprender a relacionarnos de otra forma con él.
ACT enseña a observar los pensamientos y emociones sin fusionarse con ellos.
A hacer espacio al miedo, a la tristeza, a la incomodidad, y seguir actuando en la dirección de lo que realmente importa.
No se trata de resignarse.
Aceptar es soltar la cuerda en la batalla contra lo incontrolable, para poder caminar hacia lo que sí depende de nosotros.
“El dolor es inevitable. El sufrimiento, opcional.”
— Russ Harris, La trampa de la felicidad
Vivir una vida guiada por valores (no por miedos)
El objetivo no es dejar de sentir ansiedad, sino que la ansiedad deje de decidir por ti.
Cuando los valores toman el mando, el miedo pierde poder.
Tal vez tu valor sea la independencia, la honestidad, la calma o el aprendizaje.
Actuar en coherencia con ellos —aunque la mente grite “no puedo”— se convierte en un acto de libertad.
Porque vivir desde los valores no es sentirte valiente todo el tiempo.
Es atreverte a avanzar incluso cuando tienes miedo.
Mitos frecuentes (y por qué te frenan)
“Si acepto la ansiedad, me resigno.”
Aceptar no es rendirse, es dejar de luchar contra lo inevitable y elegir dónde poner la energía.
“Primero debo sentirme bien para actuar.”
En realidad, actuar por valores suele ser la vía más rápida para empezar a sentirte mejor. El bienestar llega como consecuencia, no como condición.
“No soy una persona fuerte.”
La fortaleza no se mide por ausencia de miedo, sino por la capacidad de moverte pese a él.
Y entonces, ¿por dónde empezar?
Empieza por observar.
Cada vez que notes la urgencia de escapar de una emoción, pausa.
Nombra lo que sientes (“esto es ansiedad”, “esto es miedo”, “esto es culpa”) y recuerda:
no necesitas luchar contra ello para seguir caminando.
Vivir con plenitud no significa eliminar la incomodidad, sino darle un lugar y continuar avanzando