El sufrimiento psicológico: derivaciones
Este artículo te ofrece una explicación clara, útil y aplicable, tanto si trabajas en clínica como si estudias psicología o quieres profundizar en el comportamiento humano.
Según la Teoría del Afrontamiento de Lazarus y Folkman, el afrontamiento se refiere a las estrategias y esfuerzos que utilizamos para manejar situaciones difíciles o estresantes. No se trata solo de resolver el problema, sino de manejar nuestras emociones y respuestas para evitar que el estrés afecte nuestra salud mental y física. Existen dos grandes tipos de afrontamiento:
Ambos enfoques son útiles, pero saber cuál aplicar en cada situación es clave para mejorar nuestro bienestar.
Este tipo de afrontamiento es útil cuando la situación es controlable y se puede cambiar de alguna manera. Si identificas un problema específico que está generando estrés, este enfoque te ayudará a enfrentarlo de manera directa.
Imagina a Cristina, una mujer de 45 años que está experimentando estrés en varias áreas de su vida. Su carga laboral ha aumentado porque a lo largo del desarrollo de su vida profesional ha ido asumiendo mayores responsabilidades, sus hijos adolescentes atraviesan problemas emocionales, y sus padres mayores necesitan cuidados debido a problemas de salud. En esta situación, Cristina puede aplicar estrategias centradas en el problema.
A veces, las situaciones no pueden cambiarse o controlarse fácilmente. En esos casos, el afrontamiento centrado en la emoción es útil para manejar los sentimientos negativos que pueden surgir del estrés. Estas estrategias buscan reducir el impacto emocional, ayudándonos a no sentirnos desbordados.
Sigamos con Cristina. A pesar de organizar su tiempo, sigue lidiando con la angustia emocional de tener que cuidar a sus padres enfermos mientras intenta manejar la vida con hijos adolescentes y un trabajo exigente. Aquí es donde el afrontamiento centrado en la emoción puede ayudarla:
Elegir la estrategia correcta depende de la situación que estés enfrentando:
Ambas son necesarias y ninguna es «mejor» que la otra. Lo importante es tener flexibilidad para adaptarte a las circunstancias. A veces, enfrentamos problemas que podemos resolver, mientras que otras veces solo podemos aprender a gestionar nuestras emociones.
El estrés es inevitable, pero cómo lo afrontamos marca la diferencia. Si estás lidiando con múltiples fuentes de estrés, como el trabajo, la familia o el cuidado de seres queridos, recuerda que hay formas de manejar esas demandas. A veces, la solución está en abordar el problema directamente; otras veces, se trata de manejar tus emociones. Aprende a identificar qué estrategias necesitas en cada momento, y recuerda que buscar ayuda es una forma saludable de afrontar el estrés.
Este artículo te ofrece una explicación clara, útil y aplicable, tanto si trabajas en clínica como si estudias psicología o quieres profundizar en el comportamiento humano.
En consulta es muy habitual escuchar peticiones como: “Quiero dejar de pensar en esto” o “Necesito eliminar estos pensamientos negativos”. Es lógico: cuando una idea nos hace daño o nos preocupa, nuestra primera reacción es intentar expulsarla de la mente.
Todos hemos intentado alguna vez “calmar la mente”, “controlar los pensamientos” o “dejar de sentir ansiedad”. Y, sin embargo, cuanto más lo intentamos, más atrapados nos sentimos.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué, cuando más queremos que desaparezca la ansiedad, más fuerte parece hacerse?
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